EL GOL DE ZARRA
Estimado lector, los enlaces del texto funcionan.
Querido
Diego:
Mucho
tiempo ha pasado desde la última de mis cartas. Situaciones de todo tipo me han
mantenido lejos de escribir, situaciones que no te tengo que contar porque conoces
de primera mano. Tengo la intención de que ésta sea la penúltima.
Esta
carta de hoy no tiene como objetivo satisfacer ningún ardor guerrero patrio,
ningún afán de triunfalismo cañí, sino más bien hacer justicia a la Historia y
desterrar complejos infundados.
Complejos
que tienen su origen en la máquina de propaganda histórica que te he venido
describiendo a lo largo de estas cartas.
Y no es sólo por el hecho de apuntar tantos en un marcador falseado, es en realidad por denunciar un entramado que más allá de los resultados, de vencedores y derrotados, nos ha convencido de que la historia viene siendo una película con final feliz: la que cuenta la derrota de los malos a manos de los buenos; la que relata cómo los pérfidos españoles fueron repetidamente aplacados en sus delirios radicales mediante las armas empuñadas por los paladines de la libertad luterana.
Esta trama tiene generalmente como protagonista a Inglaterra, de cuyas hazañas bélicas ante el español, ante el intolerante fanático inquisidor está la historia llena, contando generalmente sólo algunas cosas y escondiendo otras. Pero antes, un poco de historia futbolera.
Y no es sólo por el hecho de apuntar tantos en un marcador falseado, es en realidad por denunciar un entramado que más allá de los resultados, de vencedores y derrotados, nos ha convencido de que la historia viene siendo una película con final feliz: la que cuenta la derrota de los malos a manos de los buenos; la que relata cómo los pérfidos españoles fueron repetidamente aplacados en sus delirios radicales mediante las armas empuñadas por los paladines de la libertad luterana.
Esta trama tiene generalmente como protagonista a Inglaterra, de cuyas hazañas bélicas ante el español, ante el intolerante fanático inquisidor está la historia llena, contando generalmente sólo algunas cosas y escondiendo otras. Pero antes, un poco de historia futbolera.
Antes
de nuestros triunfos en esta década, lo más grande que habíamos hecho en la
Copa del Mundo de fútbol era ser cuartos en Brasil 1950. Aquello ocurrió gracias
al gol que Zarra marcó a Inglaterra, que puedes ver en el vídeo que te he puesto más abajo.
Tras el partido, la expresión del entonces presidente de la Federación Española de
Fútbol, Muñoz Calero, fue: “Hemos vencido a la Pérfida Albión”.
Esa
frase, Diego, compendia una conciencia, nada dormida, de complejos y deseos de
revancha contra quien supuestamente nos venía mojando la oreja durante siglos
en otros ámbitos. Es una especie de pedrada a un muro construido sobre
falsedades y omisiones, pero que se encuentra firmemente asentado en nuestra
propia razón histórica.
Pero
¿existe realmente algún motivo para esos complejos?
La
respuesta es negativa, nuestro balance es mucho más favorable de lo que cuenta
la factoría de propaganda británica. Coleccionamos bastantes victorias, algún
empate y pocas derrotas. Veamos.
El relato de los enfrentamientos bélicos entre España e Inglaterra es esencialmente
marítimo, y en este sentido hay dos batallas que ocupan un lugar de
preeminencia histórica a nivel global: La Batalla de Trafalgar y la “Armada
Invencible”.
Habría que hablar mucho sobre ambas, especialmente sobre la segunda, pero no voy a hacerlo porque me extendería mucho. Ambas fueron derrotas, no cabe discusión alguna, aunque sí he de decirte que la Armada de Felipe II jamás fue llamada aquí la “Invencible”, sino “La Gran Armada”. El susodicho adjetivo se lo colocaron los ingleses, después de haberla vencido.
Habría que hablar mucho sobre ambas, especialmente sobre la segunda, pero no voy a hacerlo porque me extendería mucho. Ambas fueron derrotas, no cabe discusión alguna, aunque sí he de decirte que la Armada de Felipe II jamás fue llamada aquí la “Invencible”, sino “La Gran Armada”. El susodicho adjetivo se lo colocaron los ingleses, después de haberla vencido.
Pero
existen otras historias de las que la mayoría de los españoles, sin estudios y
con ellos, no podrán decirte nada. Y no podrán, no sólo porque la productora
anglosajona de ficciones y manipulación se haya encargado de silenciarlas, sino
porque nosotros mismos hemos querido olvidar nuestra propia historia y hemos
aceptado estúpidamente avergonzarnos de ella.
Inglaterra
ha intentado invadir España o sus posesiones en cinco ocasiones, y en todas
ellas vino a por lana y se fue trasquilada. Mira:
1-
Veracruz, Mexico, 1568.
Francis
Drake, el verdugo de España en Gravelinas, se llevó bastantes palos tras una prolongada
campaña de piratería a lo largo del Golfo de México, cuando intentó tomar la
ciudad de Veracruz y recaló en el puerto de San Juan de Ulúa, para reavituallarse.
Allí
fue sorprendido por una flota española, que le hizo añicos, y puso a la fuga.
Los españoles contaban con 4 barcos, por 7 del inglés. El glorioso Drake fue capaz
al final de huir, conservando 2 de ellos, y dejando atrás unos 500 muertos, por
20 del lado español. Por cierto, el pirata a sueldo de la reina de Inglaterra
acabaría encontrando la muerte en 1596, mientras protagonizaba su enésimo
fracaso contra los españoles, esta vez en Panamá (el enlace habla del
fallecimiento de Drake y su muerte en Panamá, pero si te lo lees verás que
aquella campaña fue una sucesión ininterrumpida de derrotas)
Resulta
llamativo que haya sido elevado a la categoría de héroe nacional quien, como
Francis Drake, prácticamente sólo tiene palos en su hoja de servicios. Pero ya
se sabe que la historia no es lo que ocurrió, sino lo que se cuenta que
ocurrió. Dejaré para el final el más asombroso de sus fracasos, por ser el más
llamativo.
2-
Cartagena de Indias, Colombia,
1740.
Este
episodio histórico, afortunadamente sí viene siendo reivindicado en nuestro país
en los últimos tiempos, así como la figura del Almirante Blas de Lezo. En este
enlace puedes leer sobre ello de manera detallada, pero si no quieres extenderte,
quédate con que los ingleses intentaron invadir Cartagena de Indias poniendo en
el mar una flota que no ha vuelto a verse hasta el Desembarco de Normandía. Más
de 180 barcos llevando además 33.000 marineros y soldados de infantería, a la que Lezo
opuso 2.000 hombres y 6 navíos. Los británicos celebraron la victoria antes de
combatir, con fiestas en las calles y monedas conmemorativas (que luego se han
encargado de esconder) pero el resultado fue bien otro: una derrota humillante.
Se marcharon de Cartagena con más de
15.000 bajas y 44 de sus barcos haciendo compañía a los peces. Las pérdidas
españolas no llegaron al millar.
3-
Argentina, 1802 y 1804
De
las pocas ocasiones en que España e Inglaterra han dirimido sus cuitas lejos
del mar. Las invasiones inglesas acabaron con derrota.
4-
La “Contra Armada” 1589
Muy
poca gente conoce este episodio, que constituye sin ninguna duda la mayor
derrota naval de la Historia (con mayúsculas). Es incluso mayor que la de Cartagena, un desastre de tal magnitud que resulta difícil relatarlo con detalle sin escribir 10 folios.
Un
año después del fiasco de Felipe II y la “Invencible”, Isabel I de Inglaterra
ordenó una expedición de represalia e invasión contra España, comandada, cómo
no, por el figura de Drake, ese almirante…
A
su disposición puso 150 barcos (la “Invencible” constaba de 120, por cierto) y
unos 34.000 hombres.
La
expedición comenzó con el fallido ataque e invasión a La Coruña, de la que el
inglés tuvo que retirarse dejando cuantiosos cadáveres detrás; prosiguió a Lisboa,
donde alcanzó también a poner pie en tierra, pero acabó siendo evidente que la
ensalada de palos estaba siendo tan espectacular, que Drake puso rumbo al Atlántico
en una desordenada huida que no evitó que los españoles le dieran caza en la
Azores, le capturaran 4 barcos y le inflingieran un duro castigo. Continuada la
huida, ya hacia Inglaterra, paró en Vigo para al menos rapiñar algo y poder
llevárselo a su reina, pero ni siquiera aquel pueblo, entonces de unos 600
habitantes, se dejó tomar.
Total…
que En 1588 la Armada Española llamada "Invencible" sufrió
11.000 bajas, mientras que sólo un año después, en 1589, las pérdidas de la “Contra Armada” británica de Drake
superaron las 20.000, más de la mitad de los hombres en liza, además de 76 buques, por los 37 que dejó atrás la “Invencible”.
Pero lo de siempre, ya se sabe… todo el
mundo conoce una Armada, y es la “Invencible”, no la de Drake. Resulta
humillante que tenga que ser un inglés, Ben Walsh, Presidente del Comité de
Educación del Gobierno Británico, quien diga que;
“La Armada invencible es
percibida como una victoria y la Armada inglesa, evidentemente no lo es. El
plan de estudios moderno proviene de esos valores culturales… Podría parecer
injusto que un ataque desastroso de Inglaterra contra España sea completamente
olvidado mientras que un ataque desastroso de España contra Inglaterra sea
universalmente recordado”.
De la misma forma que lo es el hecho de que
sea otro inglés, el historiador Snow, quien, hablando de Blas de Lezo, nos recuerde que:
“Si
quisiéramos imaginar el perfecto héroe militar, uno de los principales
candidatos sería don Blas de Lezo. De hecho, si perteneciera al mundo de habla
inglesa, numerosas películas y libros ya lo habrían inmortalizado”
Si lo que deseas es un cuadro más general,
echa un vistazo a la relación de guerras declaradas entre ambos países y verás
cómo de manera global el balance nos es claramente favorable:
- Guerra de las Armadas, Guerra del Designio
Occidental, Guerra del Asiento y Guerra Anglo Española (II) . Todo en el mismo enlace.
Si te atrae lo naval, te recomiendo este
libro, y si aún quieres abundar más en episodios concretos, te sugiero que
busques información acerca de sucesos olvidados intencionadamente, como la
Batalla de Zutphen, la de Tenerife o la de Pensacola.
Y créeme, chaval, mi intención no es hacer
una relación de derrotas y victorias, sino que intento contarte una verdad que
está oculta, fundamentalmente por nuestra torpeza. De la misma manera quiero atacar
a algo que es parte de un mecanismo más grande, y concretamente cuenta una
fábula en la que unos derrotaron repetidamente a otros, porque ellos eran los
buenos, y los otros los malos.
Así que, Diego, vete quitando el complejo,
que nuestro “goal average” (perdón) con Inglaterra es más bien favorable, y les
metimos muchos más que el de Zarra.
Cuídate, Diego, pronto te llegará la última
carta.
Marco Ulpio Trajano.
Marco Ulpio Trajano.
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