jueves, 24 de noviembre de 2016



HAN DICHO…


La frase es de mi abuela, y con ella se refería a lo que había oído en la radio o en la tele. Aquel “han dicho” tenía la virtud de la infalibilidad. Lo que fuera que hubieran dicho era algo así como una verdad indiscutible, una especie de “ex cátedra” informativo que no admitía debate o la menor duda. Lo han dicho, y punto. 

Cuando ella era más joven, en los años de la información única y unificada, no había ningún telediario, estaba “el parte”. La palabra tiene un aire de clarividencia profesional que la hace incuestionable, e incluso un regusto militar que la convierte en un poco obligatoria. El parte daba información incuestionable y obligatoria.

¿Hemos avanzado? No, vamos hacia atrás. ¿Hemos mejorado? No, hemos empeorado.

El otro día leía en Facebook una noticia que contaba cómo la Generalidad Valenciana había vetado un inmueble para acoger refugiados porque la legislación de esa comunidad exigía que esos pisos que tuvieran ascensor. 

El titular de la noticia era: “Refugiados sirios rechazan un piso gratis en Alicante porque no tiene ascensor”.

Aquí se puede ver: 


La noticia, el “han dicho”, es de un medio llamado Mediterráneo Digital que, en su propio Aviso Legal punto 7.1, dice no garantizar la veracidad de la información que difunde.


Da igual…los contenidos de esta bazofia son compartidos en Facebook o Twitter con auténtico entusiasmo por miles de personas. 

Mediterráneo Digital es uno de muchos. Las redes sociales están anegadas de presuntos medios de comunicación que viven de que la gente comparta sus contenidos para tener un determinado número de visitas con el que cobrar publicidad. Ante eso, la verdad o la mentira no importan; importa que la noticia sea lo suficientemente llamativa como para que la gente la difunda y el resto pinche en el enlace. 

Pero lo malo, es que éste es el principal cauce por el que hoy en día llega la información a la mayoría de la gente: lo que leen en Facebook, Twitter y otros vertederos. 

La verdad decae ante el dinero, el poder o los intereses particulares como ha ocurrido siempre, como ocurría cuando mi abuela venía y me contaba: “han dicho…”.


Es poner un pie en cualquiera de estos patios de pixeles y te empiezan a bombardear estupideces, incitaciones al odio, insultos en columnas, campañas de desprestigio, increíbles hallazgos científicos, noticias irritantes y fotos alucinantes…todas basadas en falacias a las que, lamento decirlo, una panda de ignorantes funcionales se encarga de dar curso a la velocidad del kilobyte. 

Presuntos sucesos en países musulmanes, recientemente uno relativo a Dubai, donde vivo, que no sólo es falso, sino que ya ha aparecido 4 veces en el último año cambiando de protagonistas, y al que la gente sigue dando pábulo; Podemitas contra Populares, Populares contra Podemitas, discursos de Putin subtitulados en falso y compartidos por quienes no hablan ruso, y catetamente los colocan en su espacio, ignorando que les están timando; noticias sobre Trump acompañadas por un vídeo en el que lo que dice el personaje no tiene nada que ver con lo escrito, elevadas a la categoría de verdad por quien ni siquiera entiende el inglés, delirantes estudios científicos saudíes que por lo visto declaran a la mujer “mamífero” difundidos por quien simplemente odia lo que desconoce y forma sus juicios a base de los tópicos que fomenta el consumo de esta mierda…

Basura a granel, mugre que arde en la caldera del pensamiento de una gente cuyo nivel de información, capacidad crítica y clarividencia de juicio son, en la era de la comunicación, mucho menores que los de mi abuela y su “han dicho”.

Toneladas de espectaculares iletrados que circulan porquería informativa de costa a costa, de mar a montaña y de Norte a Sur. Del desván de sus mentes pequeñas hasta un sembrado que bien parece retrato de su poderío intelectual, labrado con un arado fabricado en China.

Al menos el NODO tenía literatura.

Por cierto…Ha dicho Facebook…

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