domingo, 29 de mayo de 2016

QUERIDO HADO DEL FÚTBOL





Querido hado del fútbol…eres cruel.


No sé qué tienes con nosotros, pero está claro que gozas viéndonos nadar y morir en la orilla. Te regodeas en inflamar corazones para luego reventarlos de la manera más sádica. Estoy enfadado contigo, no lo puedo ocultar, porque no comprendo qué gracia tiene derramar un caudal de ilusión traicionera sobre quienes ya has decidido desde el principio que van a acabar llorando.


Esto no se hace, hado del fútbol, y sobre todo no se hace tantas veces. Piénsalo por favor, y búscate a otro. Da un descanso a tanta alma rota, deja respirar a tanto amor sin resuello, y ten la decencia, si tu plan es el mismo, de no permitir que el cielo vuelva a quedar al alcance de la mano para luego y de repente, convertirlo en un agujero oscuro.

Tan oscuro que ciega, tan negro que brilla con la misma saña que tú y sólo tú eres capaz de clavar.


No alimentes la esperanza sabiendo que al final, y sólo al final, abrirás todas las llagas juntas, para herir de muerte a quien vivía. No vuelvas a dormirnos y luego despertarnos con alaridos burlones diciendo que todo era un sueño. Ya vale.


Eres cruel, hado del fútbol, pero además no tienes palabra. Ya no tienes crédito, porque nunca cumples tu parte.


No dejéis de creer, intentad ser mejores, sacudíos los complejos, soñad en grande…eso pedías… y yo os daré…eso prometías. 


Falso juego el tuyo, trilero.


Tramposo pacto sin voluntad de honor, timo con el que ya son muchas las veces que nos robas la cartera de esa quimera que tú mismo llenaste de anhelos que al final no tienen valor de cambio. Travesura sin gracia que no repara en el daño que hace, estampa del niño que pisotea el hormiguero al que estuvo toda una tarde llevando uvas, injustificada avería emocional a tanta gente sólo por el gozo de ver la cara de gilipollas que se les queda.


Ya está bien. 


Has ido demasiado lejos...


Pero vete lavando, hado del fútbol.

Vete preocupando, porque ya deberías haberte dado cuenta de que hace tiempo que decidimos que no vamos a ser víctimas. Ni de la historia, ni de la fatalidad, ni de tus sucios manejos.

Puedes haber ganado otra vez, porque mandas mucho, pero no eres todopoderoso, hado del fútbol.

Aquí se llora y se sufre, pero sólo se baja la cabeza para besar el escudo. Y nosotros tenemos la terca e irreductible ilusión de un niño; la de un chaval que no piensa madurar ni se va a bajar de sus sueños. Aquí, hado del fútbol, el único que se va a hacer viejo eres tú, porque vamos a volver, pronto.

Y te vamos a jubilar.



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