martes, 9 de abril de 2013

TOTÓN EL 20, YO EL 21





Totón se apellidaba Miguel, yo Molina. En la lista de clase siempre fui justo detrás de él, y durante muchos de los seis años que fuimos compañeros, él fue el número 20 y yo el 21. Son esas cosas que, no sabes por qué, recuerdas perfectamente.

Aquello significaba que, al menos al principio del curso, yo siempre le tenía sentado delante de mí. No me gustaba ver el cogote de Totón, y no por nada, sino porque prefería tenerle de frente. Cada vez que se daba la vuelta se plantaba ante ti un tipo pegado a una sonrisa, o una sonrisa pegada a un tipo, no sabría decir. Uno de esos infrecuentes ejemplares que siempre se las apaña para alegrarte la vida, capaz de que tu peor mañana estalle en carcajadas y vía segura para que el señor de la pizarra te llame la atención.

El pupitre de delante se ha quedado vacío, hay en él un hueco que se me antoja grande, por mucho que los años y los inevitables caminos de la vida me hayan separado de aquel tiempo en el que yo tenía su hombro al alcance de mi mano. Una perra enfermedad ha venido a pasar lista y ha sacado el 20, para tomarle una lección que ninguno nos sabemos, para la que no podemos prepararnos. En ese estrado traidor, ni siquiera la potente humanidad de Totón ha podido superar el examen que le han puesto sin avisar.

No había sonado el timbre, no había acabado la clase, pero Totón ha tenido que irse. Y ante esa silla desocupada no soy capaz de distinguir si me puede más la pena, la rabia o la impotencia. Aunque sí puedo decir, porque estoy seguro, que en algún sitio hay quienes tienen un nuevo compañero que ya les está haciendo partirse de risa.

Nada puedo hacer, más que poner mi parte en los deberes que ha dejado pendientes y desde la humildad, tratar de acabar el curso como Totón lo hubiera hecho. 

Sólo espero que cuando llegue mi quinta evaluación, el verano me depare un sitio como el suyo. Porque para ir donde quiera que la Eternidad le haya puesto, firmo sin mirar.

Hasta pronto Totón, nos vemos amigo.

10 comentarios:

  1. Muy emotivo, te acompaño en el sentimiento.

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  2. Oscar, a Totón le hubiera encantado leer este post. Como a nosotros le gustaba escribir y como nosotros distinguía cuando algo estaba escrito con el corazón.
    Quiero pensar que existe un algo más y que más adelante nos volveremos a juntar y a reir juntos porque de lo contrario, todo esto no tendría sentido.

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  3. Cuanto tiempo Oscar Molina, cuántos recuerdos, gracias por compartir tu escrito, siempre es un regalo leer lo que sale del corazón. Un abrazo fuerte Oscar, muy fuerte.

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  4. Lo siento mucho Oscar, pero estoy convencida de que las personas positivas que se van, no quieren que perdamos días sumidos en la tristeza y el dolor, estoy segura de que quieren que la gente a la que han querido sea feliz y siga compartiendo la alegría que ellos sembraron. Un abrazo muy fuerte.

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  5. Todos nos quedamos con la imagen de su sonrisa grabada en nuestro corazón.

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  6. Estimados Oscar y Conrrado, recuerdo a Totón como si fuese ayer el último día de colegio. Su cara redonda y pecosa, su alegría y simpatía. Es cierto que el tiempo, la vida y las circunstancias nos han ido llevando por caminos diferentes, pero es en éstos momentos cuando, al echar la mirada atrás en el tiempo, me doy cuenta de lo mucho que añoro a mis primeros amigos y compañeros, de lo mucho que han influido en mi vida, y de que jamás los olvidaré. Hasta siempre Totón

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  7. Respuestas
    1. En absoluto Leticia, gracias doy yo por haberle conocido. Un beso muy grande y a tu disposición.

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    2. Me acuerdo de Totón, aunque no era de mi clase, pero compartimos algunos ratos de patio. Siento la pérdida.

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  8. Hola Oscar. Soy Fernando, Castillo. Hoy, ya julio, mas relajado en el curro, me he puesto, no se el motivo a buscar en google..."promocion 87 colegio claret"...y me encuentro con esto. Qué bajón!!
    Precioso tu articulo. Un abrazo fuerte
    Fernando

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