Reconozco que es mucho más fácil percibir la nausea cuando te echan la raba al ladito, pero a fin de cuentas creo que todo quisque acaba teniendo, más tarde o más temprano, la desagradable vivencia de un miserable esputándole, de cerca y sin rubor, toda la inmundicia que le es propia. Este es el mundo en el vivimos, tan distante del que nos venden; un cubito de porquería pintado de colorines, y puesto en la plaza del pueblo bajo la excusa de proclamas tan huecas como falsas.
Las conversaciones del avión de Spanair son el último logro de esta factoría de podredumbre que tiene como combustible frases de aluvión que apelan al derecho a la Información y la Justicia.
Ya estoy oyendo al maestro agujas de turno atribuir mi rabieta al presuntamente inveterado corporativismo de esta profesión, pero tengo malas noticias para los manejadores aventajados de la Enciclopedia de los Tópicos: nadie que conozca este negocio, y yo tampoco, ignora que la mayor parte de los accidentes aéreos son atribuibles a errores humanos.
Y es que a mí lo que de verdad me importa es lo que pueda, lo qué podamos aprender de la tragedia para que no se repita. Y la cosa no es boba, porque mientras que yo y muchos tratamos de extraer enseñanzas de lo ocurrido para no tener que volver a vivirlo, para otros, que no conocen más vuelo que el de los buitres, todas estas desgracias no son sino la única carroña de la que son capaces de vivir.
No sé de qué me extraño, porque hace tiempo que se nos viene inoculando el veneno de que todo está a la venta en el mercado de las miserias. Lo mismo unas tetas nuevas, que un polvo de soslayo. Aquí el que no traiciona hasta la memoria de su madre a cambio de un chusco es un gilipollas, y el que hace ascos morales a llenarse el bolsillo a cuenta de lo que haga falta, un pringao. Es muy fácil, se coge el zurullo, se le aplica desodorante, se le envuelve en papel de regalo y listo para salir al encuentro de un montón de bocas ávidas de mierda. Y no nos equivoquemos, tan cerdo es el que vende como el que compra, que algunas cosas bucean tan abajo que les es imposible distinguir quién tiene las uñas más negras.
¿Y para qué? Para publicar unas conversaciones que no aclaran nada, porque no aclaran nada. Para tratar de congelar con hielo seco la profesionalidad de algunos, muertos y vivos, sin que nadie pueda extraer de todo ello la mínima conclusión respetable. Para que se haga categoría de la anécdota, para demostrar hasta qué punto la miseria de algunos les hace ver que el dolor de otros vale menos de 90.000 euros…y lo que es peor: para que yo, y tantos, a partir de ahora decidamos callarnos las cosas que nos ocurren cuando volamos, nadie aprenda de ellas y el siguiente agujero apunte con su dedo humeante al cielo, llorando por cuánto pudo haberse sabido, no se supo y lo hizo posible.
¡Qué triste!
Y qué lamentable ver cómo detrás de todo hijo de puta hay una procesión de idiotas, una fila interminable de mentecatos que hablan de información, de derecho a saber y no sé cuántas bobadas. Cuánto idiota apoteósico tratando de explicar aquello de lo que no tiene ni la menor idea, y cumpliendo a la perfección su triste empleo de remero en la galera de la bazofia que navega por este mar de mugre. ¡Cuánta mediocridad en el trono, cuánto cutrerío en la picota, cuánta vulgaridad sacando pecho, cuánta mezquindad bien vestida!
¿Periodismo? Qué va, el periodismo es algo respetable, esto es un chiste negro.
Periodismo? El periodismo se extiguió en España hace lo menos 100 años.
ResponderEliminarQue triste que todo el sector tenga que asistir a este espectáculo, convirtiendo una dura y desagradable enseñanza y un lamentable espectáculo. Por lo demás, buen post y buen blog
ResponderEliminarQuerido Oscar, lástima que no haya más valientes en ésta y en otras profesiones, porque la mayoría vivimos acobardados por el qué dirán (o qué pensarán) y refugiados (escondidos) en lo políticamente correcto. Pero resulta que a veces (demasiadas veces) lo políticamente correcto juega con nuestras vidas, ya sea en los aviones, en los barrios de inmigrantes violentos o en los pueblecitos de nuestro particular gulag vasco. Si lo criticas, eres un facha o un xenófobo o un antipatriota. Y si denuncias a Garzón, por poner un ejemplo reciente, mereces desaparecer del mapa, por la vía de la cheka o del paredón, lo mismo da.
ResponderEliminarSigue así, Oscar. No desmayes. Nuestras vidas están en manos de demagogos e incompetentes, y para ellos no valen más que el voto que aportan o dejan de aportar. Cuantos más lo denunciemos, más posibilidades tenemos de que alguien nos escuche. Incluso de que reaccione.
Un abrazo.
En esta y otras profesiones si que hay personas que cantan las cuarenta a quien haga falta y cuando deben lo que ocurre es que al igual que a
ResponderEliminarnuestro admirado y estimado Oscar se les veta en casi cualquier medio basura (que son todos con honrosas excepciones). Si leeis a menudo Aviación Digital (valiente y honesta) lo podeis comprobar, asi como en infinidad de blogs y redes publicas a las cuales tiene acceso quien quiera tenerlo, pero parece ser que la masa borreguil descerebrada ignora todos estos medios por no serles de interes, aunque esten hablando sobre ellos y su situación no lo ven porque buscan los culpables en el lugar equivocado, donde los lobbies corruptos les encaminan. Me explico?
Pues me acabo de enterar que Telecinco prepara una miniserie del accidente. Será aún peor, porque se colocarán situaciones, caras, expresiones, gestos, palabras, frases, situaciones, que sólo los fallecidos conocen. Además, si sale a la luz antes del juicio, como el caso del crimen de Fago, será todo un despropósito por los efectos en los que juzgan(son personas). No quiero censura, pero por sentido común no debería permitirse que se rodara o emitiera antes de la finalización de los juicios.
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